Despertó sobresaltada, prendió la luz, miró el reloj que marcaba las 3:30 am, y entonces no volvió a dormirse.Dio vueltas sin sentido en la cama, mientras lo imaginaba a él en el furor de su noche. No entendía por qué su imagen se había apoderado de su mente, y lejos de calmar su ansiedad, como una secuencia de filminas cinematográficas, se le vinieron encima todos los recuerdos de una forma tan vívida que la desplomaron.
Nadie, sobre la faz de ese mundo, la conocía tanto como él. No hacían faltas las palabras, para que él pudiera descubrir a través de su mirada, lo que a ella le pasaba, sólo él era capaz de calmar sus mayores temores, de sanar sus heridas mediante un abrazo, porque no era cualquier abrazo, sino que mediante sus brazos y su fuerza sobre terrenal, le transmitía a ella una paz inexplicable, un sentimiento que sólo él le había hecho sentir. Y todo este sentir, tan solo como un amor tántrico, sin siquiera rozarse los labios, porque sus vidas estaban cruzadas.
El tiempo, el falso rencor y las dudas los mantuvieron distanciados físicamente largos años pero, por alguna razón que va más allá de esta realidad, sus almas siempre cuidaron el calor de ese amor no correspondido, negado y al reencontrarse no pudieron resistir más. Sus almas hablaban por sí solas, no existía manera capaz de reprimir ese amor que estuvo tanto tiempo guardado en mil llaves por miedos en vano.
Y es que, a su lado, había descubierto el amor más sincero y puro, simplemente porque no se pedían nada a cambio, no había promesas por cumplir sino que por el contrario, ellos dos solo pretendían desplegar sus alas juntos, esas alas que estaban dormidas sobre sus cuerpos, consecuencia de las decisiones tomadas tiempo atrás.
Al reencontrarse, ella comprendió que ese amor que sentía por él había permanecido completamente intacto pese al transcurrir de los años. Un amor atesorado de la forma más sagrado para entregárselo a él, porque solo a él le correspondía su amor.
A pesar de ese amar desde las entrañas, fue poco lo que duró libremente. Sus vidas eran complicadas (la de él ya no tanto, la de ella un tanto más enroscada). Tal vez porque su razón le ganó al corazón ella guardó sus alas nuevamente, y sumergió su corazón en la oscuridad. No lo abandonó, solo puso ese amor tan profundo a resguardo, porque había algo más sagrado que merecía para ella ser mantenido a salvo y frente a eso su corazón no permitía duda alguna, sintió que tenía que actuar, y lo hizo de la forma que suele hacerlo, impulsiva y feroz.
Se abrazó al recuerdo más profundo de su amor, cerró sus ojos pensándolo y gritándole en silencio que su amor nunca morirá.
Hace 10 años
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