lunes, 20 de abril de 2015

Que el acero vuelva a cero

"Ella, se ha convertido en un intenso tèmpano de hielo, luego de haber dejado partir un amor a punto de florecer por miedos pasados y otros tantos futuros, aùn sin entender por què.
Se ha condenado a dejarlo morir en el momento que desplegò sus alas y elevò vuelo a donde creyò siempre haber pertenecido aunque en su interior, algo a lo que se le llama el bobo, le recuerda que nunca perteneciò a ningùn sitio màs que a esos brazos. 
Es ahì, en esos brazos demoledores de todos los males, donde han quedado los tendales de besos màs càlidos y hùmedos que ha saboreado en el camino de la vida, guardados en un cofre de acero encadenado, del que solo èl tiene la llave para que dichos besos vuelvan a ser luz entre tanta oscuridad.
Su razòn enfrenta una batalla campal con el corazòn, disputàndose el podio de lo que debe ser y lo que desea ser. Desea ser libre en sentimientos, emprender el regreso a esos ojos miel, perderse en ellos para màs luego reencontrarse en un furtivo beso, y sin embargo debe ser presa de sus propias cadenas, por temor a repetir viejas historias y a perder la felicidad de su tesoro màs preciado, el ùnico que corre firme y libre, porque todos sus demàs tesoros se quedaron con èl.
Y es que al fìn de cuentas uno es àrtifice de su propio destino, y ella a forjado el suyo, sin dejar de apostar (a escondidas tal vez) que la vida harà una nueva parada en ese mismo lugar, y ahì tal vez, el acero de su corazòn se derrita si sus labios vuelven a rozarla en algún tramo de este recorrido al que todos han decidido llamar vida..."

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