jueves, 19 de agosto de 2010

Nunca es tarde cuando el momento es el indicado

Largas noches de insomnio había padecido pensando de manera incesante el momento inoportuno de su aparición por primera vez. Ella recuerda haberle dicho que había aterrizado a un lugar donde las puertas a terceros estaban fuertemente bloqueadas y que le aconsejaba pegar la media vuelta y buscar un nuevo rumbo porque ahí no había lugar para él.
Sin embargo, y para sorpresa de muchos, no se rindió ante este primer rechazo sino que, por el contrario, comenzó a realizarr un trabajo tan fino como perfecto para quedarse cerca de ella. Debió admitir que esos minusciosos detalles comenzaron a llamarle la atención porque seguía sin poder entender cuán persistente puede ser una persona si realmente se lo propone.
Así pasaron los minutos, las horas, los días e incluso los meses; por momentos dando grandes pasos hacia delante y por otros, retrocediendo incluso hasta el punto de partida. Ella lo observaba desde su burbuja como él se caía una y otra vez por obstáculos que ella misma iba poniendo en su camino, y así también se asombraba en reiteradas circunstancias al descubrir que ante cada tropezón él volvía a levantarse y seguía luchando por lo que creía que valía la pena.
Poco a poco ella fue comprendiendo por fín que él estaba prundamente enamorado y hacía hasta lo imposible para poder conquistar su corazón, un corazón cansado de sentir, dolido por haber luchado contra la corriente en busca de su felicidad, sin saber que a lo mejor no estaba buscándola en el lugar correcto.
Cuando logró poner sus pies sobre la tierra y ver a su alrededor, entendió que su felicidad estaba muy lejos de donde ella creía y comenzó a transitar por nuevos caminos, sinuosos y peligrosos en los que se encontró con su peor enemiga, aquella a quien tanto temía, la soledad. Pensó que había llegado para quedarse y para hundir su corazón en una profunda desolasión, pero para su asombro, ésta, lejos de acorralarla, le marcó un camino nuevo y diferente por el cual no había transitado hasta entonces. Sin estar segura acerca de lo que podría encontrarse en su recorrido, ella decidió tomar el riesgo y caminarlo.
Y fue ahí, en ese intenso andar que volvió a encontrarse con él, quien estaba ahí, parado al final del sendero esperando por ella. A lo largo del recorrido, muchas cosas habían cambiado, situaciones,(momentos, sensaciones, vivencias), pero algo había permanecido intacto con el transcurrir de los días, y era el amor que él llevaba en lo más profundo de su ser.

Su perseverencia, su contención permanente, su preocupación y atención, hicieron que ella comenzara a darle una oportunidad y volviera una vez mas a arriesgarse a eso que muchos le llaman amor.
Hoy puede decir que no siempre las canciones de amor o desamor tienen razón, ya que comprendió que nunca es tarde cuando el momento es el indicado.
Fue ahí, en ese instante, donde conoció una de las miradas más profundas y sinceras que alguien haya podido regalarle. Descubrió que no hay amor más sincero que cuando se ama a pesar de todo, cuando sin importar las adversidades se sigue mirando para delante con el fín de lograr lo que tanto se anhela, y su mirar era tan transparente que ella podía ver su propio reflejo en las pupilas desbordadas de tanto sentir.
Y es que a veces no alcanzan ni las mas bellas palabras para poder explicar lo que se siente cuando con un cruce de miradas dos personas pueden entenderse.

1 Comment:

interpreta-sones said...

bueno, parece que después de una travesía zozobrante todo ha llegado a buen puerto. love wins!